El tercer trimestre no viene tan bien para el Gobierno dicen mesadineristas. Hablan de actividad económica, inflación y de la parejita que hace ruido: el riesgo país y el tipo de cambio. Interesantes conclusiones tras conocerse la despedida del J.P. Morgan.
Se fueron los técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y no solo dejaron un haz de luz de más presión sobre el mercado de cambios, sino que hicieron la vista gorda con el nuevo juguetito del “Toto” Caputo, las “block purchases trade” o compras en bloque de dólares, cuyo debut se dio, precisamente, con el desembarco de la gente del Fondo. Los más puristas, algunos mandriles, critican que, ya que son liberales porqué no compran vía el mercado de cambios en lugar de ir, con opacidad, ofertando por ahí. Lo bueno es que sumaron reservas. Doscientos palos, nada más, pero bueno algo es algo.
Por más que el oficialismo y varios adláteres sigan sosteniendo que las reservas no importan, los bonistas no opinan lo mismo, y ni que hablar después que el J.P. Morgan pateó el tablero del “carry trade”. Es el Talón de Aquiles. Lo único que quiere ver el mercado, obvio, manteniendo el ancla fiscal, y la desinflación, es que el Banco Central (BCRA) y el Tesoro, sobre todo, este último, vuelvan a comprar reservas, y se vaya saliendo, gradualmente, de un stock de reservas netas negativas. Sobre estos temas rondaron los encuentros y diálogos entre mesadineristas. Todos recalculando posiciones, no solo en el “carry” y mirando de reojo qué pasa afuera.
Riesgo país y tipo de cambio: la parejita que hace ruido
En dos reuniones, casi simultáneas, entre consultores y jugadores del mercado local, anticiparon que el tercer trimestre no viene tan bien para el Gobierno, fundamentalmente, en términos de nivel de actividad económica. Incluso, en uno de estos encuentros, en plena City porteña, el asesor, un exfuncionario referente de fondos del exterior, arriesgó que cuidado con la inflación, porque los próximos registros pueden estar más cerca del 2% que del 1% tan ansiado, porque hubo factores estacionales que jugaron a favor del bajo IPC. Mucho se habla del riesgo país y, obviamente, del tipo de cambio. Es la parejita que hace ruido.
Al respecto, en el otro encuentro el economista que ilustraba la coyuntura y las perspectivas a clientes y colegas, consideró que $1.200 y 700 puntos básicos es quizás la peor combinación que quizás sería la de, por ejemplo, un dólar de $1.400 y 500 puntos de riesgo. Primero, ese canto de sirena que el dólar iba a ir a $1.000, se esfumó, no hay factores de oferta y demanda en este mercado libre. Segundo, en estos meses pre-electorales hay que monitorear si el dólar va para arriba y si el riesgo va para abajo, y qué es lo que motiva la suba del tipo de cambio porque hay una gran diferencia si es motivada por compras del Gobierno con el superávit que fuga de capitales. Por eso sigue generando escozor los guarismos del último Balance Cambiario, sobre todo, la demanda de la gente y las importaciones. Muy comentado el debate en PIIE entre ex funcionarios del FMI y del Banco Mundial sobre el caso argentino y el nuevo programa. Ya ampliaremos.
La despedida del J.P. Morgan y después
El activo equipo de research de una gestora local que sigue ganando posiciones en el ranking sacó interesantes conclusiones para sus clientes institucionales, sobre todo, tras conocerse la despedida del J.P. Morgan. Una breve síntesis sería que: a la inversión de la curva de pesos ahora hay que sumar la inversión de la curva CER; donde niveles de tasas real superiores a los actuales no contienen la nominalidad vía el incentivo a tener pesos, sino más bien por el efecto negativo en la actividad; el movimiento de los bonos CER cortos también se asemeja a lo que sucede con las tasas interbancarias en términos reales, donde la TAMAR privada opera aproximadamente en 10% de tasa real efectiva anual. Por ejemplo, bonos como TZXO5 o TZXD5 tienen implícitas una inflación mensual, promedio, “break-even” de 1,5% mensual. Los bonos CER largos tendrán acotada su ganancia de capital en tanto no compriman los bonos Hard Dólar, así como también porque el tipo de cambio real implícito en el arbitraje de las curvas no es el que una economía como la Argentina requiere.
Y no para beneplácito del equipo económico, estos analistas opinan que con estas tasas reales de corto plazo no hay “punto Anker” (efecto inversión) que aguante. Señalan que cuando terminen de eliminarse las LEFI (todavía quedan $8,3 billones, de los cuales $3,6 billones son privados) se tendrá un mejor contexto de qué pasará con las tasas de pesos, pero como han mantenido esto debería generar una mayor demanda por las letras y bonos en pesos. Veremos.
En otro bunker financiero, además de procurar desentrañar qué fue lo de la jueza Servini de Cubría respecto de Cristina, se zambulleron en el tema YPF-Preska. Según sus cálculos, el stock de bonos Globales soberanos totales en manos privadas ronda los u$s60.000 millones (más de 80.000 millones sumando los Bonares y hasta 90.000 millones con los BOPREALES). Por ende, no es lo mismo si hay que emitir u$s2.000 millones, u$s5.000 millones o u$s10.000 millones para saldar el juicio de YPF. La gente de 1816 cree que el Gobierno no pagará u$s16.000 millones ni entregará las acciones, pero si acelerará los tiempos de la negociación y, por lo tanto, una futura emisión de deuda. Sobre la próxima licitación de deuda, en la que el BCRA dejará de operar LEFI (stock de $12,7 billones) proyectan una migración a LECAP a un mes. Por el momento no parece haber apetito por BONTES ahora, aunque los bonos Duales en TAMAR +500 puntos lucen atractivos.