Hoy prima la cautela en la comunidad inversora internacional. Todo está muy dependiente de lo que ocurra después de octubre. Operadores hacen cuentas con el BONTE 30 y el “carry trade”. Siguen dudas con reservas y lo que todos preguntan es qué tan sostenible es este tipo de cambio.
Terminó la novela del MSCI, y como siempre unos pocos se aprovecharon de la “ola” y “empomaron” a varios con papeles argentinos, en la semana en que desembarcó la misión técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI), de la que, apropósito, muy pocos hablan, o más bien, interesa, y también volvía, como en los mejores tiempos del gobierno de Cambiemos, el seminario local del Institute of International Finance (IIF) “Argentina Economic Forum”. Al respecto, y a diferencia del realizado en 2017, “Argentina Financial Summit”, esta vez se percibió menor interés, o mejor dicho menos entusiasmo de parte de la comunidad inversora internacional, en términos de que no están apresurados por seguir comprando activos argentinos. Claro que muchos de ellos ya sufrieron el escarmiento de haber apostado a los planes del entonces gobierno de Macri. Hoy prima la cautela. Lo que no quiere decir que no monitoreen y contemplen entrar de nuevo o, incluso, aumentar las posiciones en Argentina, sino que todo está muy dependiente de lo que ocurra después de octubre. Hoy todos comulgan con la principal jugada oficial de llegar a como sea a las elecciones de medio mandato con plafón como para volver a despertar el apetito de los inversores extranjeros.
Lo cierto es, como quedó en claro en un encuentro reservado piloteado por alguien que no solo conoce muy bien el FMI, las finanzas internacionales, sino que también sabe lo que es estar a cargo de un área económica, es que Argentina de vuelta se transformó en “invertible” por lo que tarde o temprano, si se confirman ciertas cosas, como por ejemplo que la sociedad reafirma el actual rumbo económico y por ende al actual Gobierno, habrá mucha apetencia por bonos y acciones argentinas. Reconocieron que el estatus del MSCI, de no ser “mercado emergente”, no era aún determinante, sino que hubiera ayudado para que algunos fondos hoy restringidos pudieran entrar. Hoy no es un elemento crítico. En el frente político, expectativa por el cierre de alianzas en Buenos Aires, la próxima parada clave.
Mientras tanto, a nivel internacional la distensión en Medio Oriente abrió paso a cierto optimismo, pero el aire financiero se enrareció ante los rumores de que Donald Trump ya le está buscando reemplazo a Jerome Powell, jefe de la Fed, lo que impactó de lleno en la cotización del dólar a nivel mundial (el índice DXY se deprecia a su nivel más bajo desde principios de 2022, y en lo que va del año cae a poco más del 10%).
Variables económicas y un semáforo
Circuló entre las mesas un semáforo de la gente de Cohen que contempla un “verde” en el frente Fiscal (con una luz amarilla por el lado de la recaudación, y dos verdes por ajuste del gasto y mantenimiento del superávit primario), un “amarillo” en el frente Político (con una verde, inflación en baja, y dos amarillas en la pérdida de impulso de la actividad y en el tipo de cambio inestable) y luz “roja” en el frente Externo (con una amarilla, en el déficit de bienes y servicios, y dos rojas por el déficit de la cuenta corriente y las reservas netas negativas), como guía macro de “en dónde estamos parados”.
Al respecto, y pese a que aún faltan unos meses para la temporada alta de elaboración de los presupuestos, en el Audi Lounge, la gente de LIDE debatió las claves de las principales variables económicas que impactarán en los presupuestos de las empresas del próximo año fiscal. ¿Cuál fue el resumen?: Inflación anual +16%, PBI +4%, Tipo de cambio $1.554 y aumento salarial +14%. ¿De qué habló un grupete que se quedó al post-cierre?: poco interés en la revisión del FMI, ponderaron el mantenimiento del superávit fiscal y financiero de mayo pese a la retracción de los recursos y de una caída en el gasto primario mucho menor, inquietud con las metas de reservas y las compras de divisas del BCRA y del Tesoro (se estima en el mercado que todavía faltan conseguir unos u$s4.000 millones para cumplir con los niveles acordados), celebran que el Tesoro ya tiene los dólares depositados para cubrir los vencimientos de julio sin usar los dólares del FMI (al respecto, un experto en el tema señaló que creía que ésta era la principal restricción para la revisión del acuerdo y por ende el Gobierno asumía un alto costo para cumplirla), y desazón por los números de la balanza comercial (este año el superávit no llega a u$s1.900 millones en cinco meses frente a los casi u$s8.900 millones de 2024).
«Carry», reservas y dudas por el tipo de cambio
Mientras un grupo de operadores hacían cuentas con el BONTE 30 y el “carry trade” (ocurre que la capacidad de emitir BONTE es limitada con un riesgo país en 700 puntos básicos, y si bien es un «carry» atractivo, el problema es que si hay buena demanda habrá más oferta), sus colegas del área de “research” en un “conference call” con inversores extranjeros se llevaban como conclusión de las dudas que hay afuera es que el elemento que todavía no cierra es la generación de divisas de la economía que no alcanza para el pago de las deudas. Ya sin blanqueo que ayude y sin la colaboración genuina del comercio exterior, por algún lugar deberán venir los dólares para las reservas del BCRA.
Un conocido economista sub-60 explicaba, al respecto, a un grupo de inversores que, si “todo salía bien, en octubre” y Economía volvía gradualmente a acceder a los mercados de capitales voluntarios, todo se encuadraría. Pero, si ello no ocurriera y se dilata el acceso a los mercados entonces el Gobierno deberá inventar alguna alternativa, e ir a un programa de compra de reservas lo que llevaría a algún cambio de precios relativos. A buen entender, sobran las palabras, lo que todos preguntan es qué tan sostenible es este tipo de cambio. En esas mesas de operaciones, recalculan el devenir de las tasas de interés con la eliminación de las LEFI. Saben que ya no habrá piso, pero también que se viene más volatilidad. Por eso algunos creen que el Tesoro tiene la alternativa de intervenir vía las LECAP cortas, sino los bancos podrían sustituir LEFI por encajes tasa 0%. Por lo tanto, todo está en manos del Tesoro porque también son afectados los fondos comunes de inversión.
¿Se está configurando un nuevo régimen global?
Un grupo de hombres del mercado que mezclaron trabajo y placer, participando del Foro Global de Inversiones de New York Life Investments y del Mundial de Clubes FIFA, se trajeron alguna data: se está configurando un nuevo régimen global donde los inversores están replanteándose la volatilidad, la construcción de carteras y el riesgo transfronterizo, lo que está modificando las expectativas sobre el rendimiento y el riesgo de los activos, siendo una de las mayores preocupaciones el costo de una mayor cobertura cambiaria; se prevé que las tasas de interés sean más altas, más volátiles y divergentes regionalmente; aumentó la preocupación por los altos niveles de deuda y el aumento de la carga de la deuda entre los gobiernos de los mercados desarrollados; se están redoblando los esfuerzos en la diversificación para el reequilibrio de la cartera, un tema central; se está esforzando más por encontrar calidad; y se reconoce que la innovación (IA) ya está transformando la asignación de capital.
Ya vueltos al Río de la Plata comentaron el cierre de la compra total de la bursátil uruguaya Corporación de Inversiones Uruguay por parte de Balanz que ya sumó a Nahuel Aristmuño Carassale (ex Nobilis) y los pormenores del evento de Pictet en Montevideo. También tuvieron mucho “feedback” de los últimos EMTA sobre deuda emergente. En el de Londres expusieron sobre recientes reestructuraciones de deuda emergente Spencer Jones (Ankura Consulting), Stephanie Ouwendijk (Franklin Templeton), Ajata Mediratta (Greylock Capital) y Alex Loomis (Quinn Emanuel Urquhart & Sullivan) quienes discutieron los desarrollos recientes del mercado, incluido el desempeño de los instrumentos recientemente reestructurados, reflexiones sobre el Marco Común, el estado actual de las iniciativas legislativas y estatutarias que afectan a la deuda soberana en Nueva York y el Reino Unido, el estado de acreedor preferente, los comités de acreedores y las recientes innovaciones contractuales en las reestructuraciones de deuda soberana. Mientras que en el de Zurich, bajo la moderación de la gente del BofA se debatieron los efectos de las guerras comerciales en la deuda soberana y corporativa de los mercados emergentes; qué países y sectores tenían más probabilidades de beneficiarse del “nearshoring” y de un dólar más débil; las perspectivas para China y la demanda de materias primas, incluido el petróleo; y los puntos álgidos geopolíticos y las perspectivas de reducción de las tensiones. Entre los expositores se destacaron John Montgomery (Balanz Capital), Hans-Christian Wietoska (Deutsche Bank), Dorthe Fredsgaard Nielsen (Swiss Life Asset Managers) y Jack Deino (UBP).