La expresidenta enfrenta una evaluación médica en un centro de salud porteño tras presentar molestias en su abdomen, sumando este episodio a una historia clínica con múltiples intervenciones a lo largo de los años.
La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner fue trasladada desde su domicilio en el barrio porteño de Constitución al Sanatorio Otamendi por un cuadro de dolor abdominal, según confirmaron fuentes cercanas a su entorno. La internación se produce en el contexto de arresto domiciliario que transita la exdirigente, pero el malestar llevó a los profesionales a considerar necesario un análisis más exhaustivo en un centro médico especializado.
Este episodio se suma a una serie de antecedentes de salud que han trascendido durante la vida pública de Kirchner en las últimas décadas. Uno de los hitos más difundidos fue la extirpación de la glándula tiroides a principios de 2012 tras detectarse nódulos en esa glándula.
En 2013, otra internación que acaparó atención pública fue la de un hematoma subdural crónico, una acumulación de sangre entre el cerebro y la membrana que lo cubre, presumiblemente tras un golpe. Se realizó una intervención quirúrgica para drenar ese hematoma en la Fundación Favaloro y se ordenó reposo por varias semanas.
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Además, en 2014 se informó que sufrió una fractura en el tobillo izquierdo producto de una caída en su domicilio, lo que requirió cuidados médicos aunque no dejó secuelas graves que alteraran su rol público de manera sostenida.
Un antecedente distinto pero igualmente significativo ocurrió en noviembre de 2021, cuando Kirchner fue sometida a una histerectomía total en el mismo Sanatorio Otamendi, intervención programada para tratar un pólipo uterino sospechoso. En ese caso, el procedimiento se realizó por vía laparoscópica y la recuperación fue descrita como normal por los médicos.
A lo largo de los años también se han mencionado en distintos informes médicos cuadros de hipotensión arterial crónica, que en varias ocasiones obligaron a suspender actividades oficiales por bajones de presión y momentos de reposo bajo supervisión médica.
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Varios de estos episodios tuvieron impacto mediático no solo por la naturaleza de las intervenciones sino por el momento político en que se produjeron, generando atención pública sobre su estado de salud y las implicancias para su rol institucional.
Por ahora, no se han difundido detalles sobre diagnósticos específicos ni sobre cuánto tiempo permanecerá hospitalizada, y los equipos médicos continúan con las evaluaciones pertinentes para definir el origen del síntoma y el tratamiento adecuado.
