Recuperar la historia de los tres hermanos Frondizi puede ser ilustrativo en medio del debate por el financiamiento universitario y en medio de la disolución de la Escuela de Abogados del Estado (ECAE), que es donde se formaban quienes tienen en sus manos la defensa de la Nación (quien quiera regalar el patrimonio argentino, como Milei, no necesita abogados bien formados, bien preparados, mientras se recorta el Garrahan y se vacía la UBA, se regala el oro argentino, es todo coherente, no hay contradicción, aún no sabemos qué estudios jurídicos privados redactaron la ominosa Ley Bases, que remite a un libro de Scalabrini Ortiz, Bases de la reconstrucción Nacional, tampoco se dice que el socio del actual procurador del tesoro -que disuelve la ECAE- fue testigo a favor del fondo Burford en sus litigios contra Argentina, nada es casual, porque desde la ECAE se hizo mucho para visibilizar los crímenes macro-financieros que atenazan a nuestro pueblo sufrido). Es mucho lo que no sabemos.
Risieri Frondizi fue rector de la UBA. Propiciaba la consigna de la universidad “laica”, era filósofo, era funcionalista; Carpio hizo la traducción de su trabajo. Fue un gran pensador, no siempre recordado. Silvio Frondizi, el más radical de los tres hermanos, fue asesinado por la triple A. Arturo Frondizi, presidente, propiciaba, al revés que su hermano Risieri, la “libre”. “Libre” quería decir no laica. De “libertad” había poco. La historia se repite. Laica o libre también se debate ahora. Se decía paradójicamente que la universidad “laica” estaba “dominada por la ideología”, mientras que la universidad religiosa (mal llamada “libre”) no estaba “contaminada” por ninguna “ideología”.
El concepto de “universidad” está en juego. En rigor es un error el concepto de “universidad” privada, porque el concepto mismo de “universidad” apela y remite a la universalidad, a la idea de tener representado o contenido adentro de un aula a todo un “universo”. Y eso solo sucede en la universidad pública. En la privada no pasa. Porque no entran todos. Entonces no hay ningún “universo” representado. El conocimiento que se extrae de allí no es realmente “universal”. No es “representativo” (y es para pocos). Es privado. No público. Hablando con propiedad, no son, entonces, las “libres” (privadas) genuinas “universidades”, porque no son espacios con vocación “universal” o “universalista”. Sino acotada. Limitada. Habría, como diría Arturo Jauretche (que escribía con Scalabrini en un sótano de San Telmo) que cambiarles el nombre. No seguir llamando “universidad” a espacios que no aspiran a ser “universitarios” ni universales. Sino particulares. No es “libre” si es para pocos. “Libre” es solo lo público. Hay que invertir la consigna (Por eso está mal hablar de “libertad” a la vez que se coarta la cosa pública, la res pública, la libertad no avanza donde lo público es amenazado). “Frondizi” no tenía razón. Su hermano Risiere, filósofo olvidado, rector de la UBA, sí. Solo merece el nombre de “universidad”, si hablamos con rigor conceptual, la universidad pública. No la privada. Allí habría que buscar otro nombre, pero no usar el de universidad. No son “universidades”. No son espacios “universales”, no hay acceso “universal”. El conocimiento que allí se genera no es “universal”. Es particular. Es para pocos. Eso no es “libre”. Al contrario. Hay un concepto sesgado, mal empleado. Hay que volver a dar el debate otra vez. Laica es libre. El error de la época de Frondizi costó caro.
Un aspecto más de la discusión pública. Hoy muchos empresarios pretenden “comprar” su absolución en la Justicia. Eso es vender impunidad.
Lutero llevó adelante la reforma protestante, de enorme impacto en la iglesia católica, cuestionando la corrupción de la iglesia de su tiempo (Papa León X), sobretodo por la “venta de indulgencias”, que fue un mecanismo inmoral recaudatorio. Con ese dinero se financió la construcción de la Basílica de San Pedro. Lutero entendia que esto corrompia la moral de la iglesia (se vendía el tiempo que el alma debía pasar en el purgatorio). Luego la Iglesia tuvo que revisar sus dogmas. Nació el Concilio de Trento.
Hoy los empresarios proponen lo mismo: que los pobres vayan presos, pero ellos no: pueden “comprar” la indulgencia. Es la misma actitud. Antes perdonaba la iglesia. Ahora “perdona” la justicia. No se equivoca la fiscal de León en su alegato. Tampoco la UIF. Está en riesgo la “banalización” del proceso penal, y la privatización del interés público. Eso no es “libre”. Es privatizar la Justicia, como cuando se privatiza la educación: en ambos casos, se termina con una justicia y una educación para pocos. Está en juego “lo público”, no solo el Estado. En el gobierno no hay una visión clara de ambos conceptos, por eso el Presidente cree (sea Libra o insultar a un nene con autismo) que sus afirmaciones en twitter son solo “como ciudadano” y no implican ninguna “responsabilidad” de funcionario. Es un error que dice mucho.
Debates eran los que daban los hermanos Frondizi. Nos merecemos una cultura política mejor. Más seria. También un mejor Poder Judicial. Que el gobierno cierre la ECAE y deje a los abogados del Estado a pie, sin su “escuela” para defender el interés de la Nación, al tiempo que nos endeudan de manera espuria y criminal, también dice mucho.
Alberdi escribió El crimen de la guerra por la guerra en Paraguay, de la que Argentina formó parte. Hoy habría que escribir “el crimen de la deuda”, que, desde que Haití se emancipó de Francia pero fue endeudado por Francia para mantener a ese costo extorsivo “su libertad” (al precio de su miseria), el mecanismo empleado por las potencias para seguir subyugando a sus colonias ha sido el mismo. Necesitamos volver a dar estas discusiones. La deuda externa solo trae atraso, hambre. Miseria. Era una lección que habíamos aprendido. Parece que no.
¿Cuánto cobró el Dr. Alberto Bianchi, (profesor y egresado de la “libre”), socio del actual procurador del Tesoro, por declarar contra la Argentina en un juicio impulsado por un fondo buitre? Y ¿por qué su socio avanza con disolver el espacio público (y “laico”) donde enseñábamos a defender a la Argentina con uñas y dientes? No parece un accidente. Y no lo es. Ya tuvimos que volver a colocar una vez la placa de la ECAE que había retirado la gestión de Macri (que también endeudó al país, y también es egresado de la “libre”). Habrá que volver a realizarlo, por quienes defendemos la “laica”. Defendemos (y fuimos formados por) la UBA. No al Veto. No al cierre de la ECAE. Hay que vetar la deuda externa. No la ciencia argentina. No el Garrahan.