La transformación, el gran desafío para los bancos
Sucede que este segmento de la economía vive una fuerte transformación y ese es uno de los desafíos que debe encarar. Vienen de un modelo en el que eran los principales aliados del sector público. Hacían fuertes ganancias con los intereses que les garantizaba el Banco Central a través de las Letras de Liquidez (Leliqs). Así, sustentaban la tasa regulada que pagaban por los plazos fijos a los ahorristas. Además, las entidades financieras eran grandes compradores de bonos del Tesoro. Ahora, el Gobierno plantea un nuevo escenario y, pese al apoyo manifiesto que muchas entidades hacen en off al programa económico de Luis Caputo, el desarme de ese modelo supone un proceso complejo para los bancos.
«La menor tasa fue bajando también el ‘spread’ de los bancos y allí está su rentabilidad, pero Igualmente hoy el crecimiento de los créditos en el sistema bancario mejora dicho spread porque la tasa de los créditos es ampliamente mayor a la de política monetaria», explica a Ámbito el economista Christian Buteler. No obstante, apunta que «en la medida que logren trasladar el dinero colocado en el Banco Central (BCRA) a operaciones de crédito, su rentabilidad va a mejorar». Aclara en ese sentido que, si bien el volumen de crédito hoy no puede reemplazar lo colocado en el regulador monetario, ese volumen crece sostenidamente.
Para el analista de mercados Marcelo Bastante, por su parte, lo que sucede con los bancos puede leerse, en realidad, como un tema más macro. Y es que apunta que «no es solo la baja de tasas, sino que la caída de la inflación reduce todos los márgenes de las empresas, que tienen que ganar en competitividad». Explica que esto se vio claro en la década de 1990, cuando bajó la inflación como consecuencia de la implementación de la Convertibilidad.
«La inflación es un fenómeno distorsivo que tapa todas las ineficiencias y, cuando baja, florecen los problemas de fondo de la economía, como la baja competitividad y la fuerte incidencia de los impuestos distorsivos», indica Bastante. Y anticipa que Argentina tiene un desafío enorme ahora porque las empresas, incluido el sistema financiero, tendrán que competir y ganar en eficiencia. «Son los desafíos de vivir sin inflación, un escenario en el que la rentabilidad de las empresas deja de estar en los spreads, es decir, en los precios y tienen que empezar a ganar por volumen», argumenta Bastante.
Pese al entusiasmo, no todo es color de rosas en los bancos
En ese contexto, desde la consultora Delphos, que encabeza Leonardo Chialva, emitieron hace pocos días un informe en el que destacaron que, «si bien la cosa pinta bien de largo plazo, no todo es color de rosas en lo inmediato» y es que explican que «la baja de tasas de interés redunda en menores ingresos para los bancos, compensado parcialmente por menores costos de fondeo».
Cabe recordar que cuando Santiago Bausili llegó al BCRA la tasa de política monetaria en el 133% y la bajó hasta el 32% en un año, asimismo, desreguló los plazos fijos y los bancos pueden fijar libremente el rendimiento que pagan por esos instrumentos a los ahorristas. Así, las entidades financieras tienen que competir por tasa para atraer liquidez para solventar la demanda de créditos, un mercado que están interesados en desarrollar de cara a este 2025 en sintonía con la baja de tasas.
No obstante, ante ese escenario, Delphos sostiene que el proceso de expansión del crédito no es inmediato. Y advierten que, si bien será «muy positiva tanto para el sector como para la economía, el apalancamiento de los bancos sigue siendo muy bajo, y todavía queda un colchón de títulos públicos a ser reemplazado antes de que todo crecimiento de la cartera de préstamos se traduzca en mayores ganancias». Asimismo, algunas voces en la city explican que muchas entidades no tienen en su poder suficientes instrumentos, como las Leliq, que les permitan responder a una creciente necesidad de financiamiento por parte de los clientes.
Una fuente del sector bancario apunta en ese sentido que, «con la baja de la inflación, tienen que caer las tasas de interés y la de evaluación, ya que son tres variables macro que se tienen que mover juntas» y espera que, en la medida que esté más ordenada la economía, se podrá acomodar la tasa de política monetaria un poquito por arriba de la inflación. Eso, indica, «nos permitirá que el sistema financiero crezca y ¿empiece a tener una dinámica más parecida a la del resto del mundo y que el ratio préstamos y depósitos en relación al Producto Bruto Interno (PBI) sea más normal, en línea con otros países».
El camino hacia un cambio de negocio
En ese contexto, no descarta, sin embargo, que haya un diferencial contable, entre lo que les pagan los clientes por los préstamos y lo que ellos retribuyen por los depósitos, más bajo que hasta ahora. «Sucede que el volumen de préstamos tiene que crecer mucho al igual que la transaccionalidad y eso hará que nuestra rentabilidad siga siendo razonable para el servicio que damos», apunta la fuente bancaria.
Asimismo, considera que el resultado de ese negocio será genuino y, por lo tanto, para los accionistas y el valor de mercado de los bancos es mejor. «Es decir que, más allá de si sube baja la rentabilidad de largo para la rentabilidad y sustentabilidad del sistema financiero, es bueno ir hacia un mercado con un resultado más genuino de negocio y no tan apalancado en el sector público», sostiene.
En el mientras tanto, «se observa en la compresión del retorno sobre activo y patrimonio de los bancos en su agregado», describe la consultora. Así, a pesar del optimismo en cuanto a los fundamentos a largo plazo, consideran que, sobre el corto plazo lo mejor es ser cautos, por ejemplo, a la hora de tomar posición en los bancos en el mercado de capitales y aguardar a un mayor delivery para volver a poner el foco en la industria financiera.
El tema es que, tal como apunta Delphos, ese proceso de adaptación lleva tiempo y se ve que estará marcado por una tendencia a la concentración de mercado, entre otros elementos, según explicó Federico Tomasevich, presidente de Puente, a este medio. «Hay un fenómeno mundial de desglobalización que se ve, sobre todo en el negocio de los bancos minoristas, de inversión y gestores de fondos, que consiste en que no se crean bancos globales que cubren el mundo como en los años 90, cuando se veía una proliferación de ese tipo de entidades y los países tienen cada vez más concentración», dijo. Y señaló que, por otro lado, crecen las entidades de nicho: bancos que son expertos en consumo, otros, en comercio exterior o en financiamiento de bienes de capital. En ese sentido, consideró que «Argentina tiene por delante una concentración porque tiene muchos jugadores en la industria».
Otros debates sobre el negocio bancario: créditos en dólares, criptos y sector fintech
Además, uno de los elementos que hoy está en juego en el tablero del negocio financiero es el plan del Gobierno de flexibilizar los préstamos en dólares apalancados por una parte de los más de u$s15.000 millones que aportó el blanqueo. Eso exigiría un cambio normativo que flexibilice la posibilidad de prestar dólares a un universo más amplio de clientes que el que se contempla hoy.
Y, por estas horas, la histéresis hace que no todos los actores del mercado estén a favor de la iniciativa: las entidades de capital argentino nucleadas en la Asociacion de Bancos (ADEBA) la apoyan, pero las extranjeras y las públicas la rechazan porque temen que se produzca un descalce similar al que ocurrió hace más de 20 años en Argentina y que terminó en el famoso «corralito» y la crisis de 2001.
“Evitemos que lo que aprendimos se nos olvide, para nosotros los dólares de la gente se tienen que utilizar para prestar a aquellos que producen dólares; por favor no estresemos al sistema, la confianza se construye todos los días”, dijo el presidente de la Asociación de Bancos de Argentina (ABA) al respecto. Aunque muchos dicen que el verdadero motivo del rechazo es que los bancos extranjeros hoy manejan la mayor parte de las operaciones de comercio exterior en Argentina y dado que ese es el único sector que hoy puede acceder al crédito en dólares, no les cambiaría el negocio una modificación en la regulación. Lo contrario se aplica a los nacionales, que ven una oportunidad en una iniciativa de este tipo para expandir su negocio de crédito.
Y, por último, otro de los elementos que los bancos siguen muy de cerca es la regulación del mercado fintech y cripto. Quieren que se les permita intermediar en el sector de las criptomonedas con una regulación acorde en el mediano plazo y confían en que este Gobierno avanzará en ese sentudo, por un lado.
Y, por otro tienen reparos respecto de la postura tan condescendiente o afín del actual gobierno con algunos empresarios del sector de los Proveedores de Servicios de Pagos (PSPs), por lo que, si bien ven con buenos ojos una desregulación del mercado financiero en algunos aspectos, por otro temen que la cancha se incline demasiado a favor de otros actores, como Mercado Pago u otros competidores que, con mucha menos regulación internacional que limite su operatoria y estructuras mucho más flexibles, pueden sacarles ventaja ante una mayor laxitud normativa.