NOTA DE OPINIÓN por María Zajárova, portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia.
El Embajador de Israel en Ucrania, Mijaíl Brodski (por cierto, oriundo de Leningrado, ciudad que había sobrevivido el sitio nazi) en la entrevista al portal web ITON-TV manifestó en perfecto ruso lo siguiente:
“Nuestra visión de personajes como Bandera, Shujévich, Mélnink y otros difiere notablemente de las visiones de la mayor parte de los ucranianos. En efecto, estas personas profesaban la ideología del nazismo. En el marco de su lucha por la independencia de Ucrania querían verla sin judíos, los polacos, los comunistas y, tal vez, sin muchos otros (…) Ucrania, por supuesto, está buscando su identidad, buscando a sus héroes. Por supuesto, a nosotros no nos gustan estos héroes, pero para la mayoría de los ucranianos son héroes que lucharon por la independencia (…) Creo que, de enfocar las cosas desde una óptica realista, hoy es imposible detener este proceso. (…) Sería incorrecto condicionar nuestro apoyo a Ucrania y nuestra ayuda a Ucrania a que Ucrania deje de cambiar los nombres de las calles o deje de llamar héroes a Bandera o Mélnink. Porque, de enfocar las cosas desde una óptica realista, esto, desde luego, no va a ocurrir”.
Ni una sola organización defensora de la memoria de las víctimas del Holocausto ha levantado una ceja. Oigan, ustedes quienes reciben miles de millones para que desarrollen actividades y mantengan el tema a flote, ¿no han pasado nada por alto? Hay que recordar el Holocausto no solo porque se produjo en aquella ocasión sino también para que nunca se repita. Y no solo con respecto a una nacionalidad o una religión sino con respecto a todos.
Hay que recordar el Holocausto no solo porque se produjo en aquella ocasión sino también para que nunca se repita.
Ya que salvo nosotros no hay defensores de las víctimas del Holocausto, voy a recordar al señor Brodski la política que en ámbito de las nacionalidades aplicaba la Organización de nacionalistas ucranianos encabezada por Stepán Bandera. Extracto de la segunda disposición de la Gran reunión de la Organización de nacionalistas ucranianos (ONU) convocada en abril de 1941: “La ONU lucha contra los judíos en tanto pilar del régimen moscovita-bolchevique”.
He aquí una cita de Yaroslav Stetskó, cómplice de Bandera y Mélnink: “Abogo por exterminar a los judíos y considero racional aplicar en Ucrania los métodos alemanes de exterminio de los judíos, descartando su asimilación”.
En la Ucrania ocupada por los nazis a quienes estos inhumanos ayudaban activamente, los judíos en su mayoría fueron realmente exterminados, incinerados y enterrados sin tumbas ni marcas de identificación. En total, alrededor de 1.400.000 personas.
¿De qué héroes puede hablar Mijaíl Brodski?
Igualmente en Alemania, en el filo de los años 20 y 30, la sociedad alemana estaba buscando su identidad y sus héroes. Y en vez de la gran tradición cultural alemana del humanista escogió dos palabras: “sangre y suelo” (en alemán, Blut und Boden). Y encontró a los correspondientes héroes que cometieron el Holocausto, crearon los campos de concentración, asesinaban a mujeres, niños y ancianos. Durante los 90 años posteriores, Alemania fundamentalmente intentó limpiarse de semejante identidad. Pero es imposible limpiarse de esto.
Si, en opinión de Mijaíl Brodski, Kiev tiene derecho a tales héroes e identidad, ya es un problema del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel.
Nadie tiene derecho a tales héroes, porque no son héroes sino engendros del infierno, y no es una identidad sino oprobio del pueblo de Ucrania. Es una glorificación del nazismo.
Respecto a la afirmación de que no se puede hacer nada con esto. Es sacrílego. De esta forma razonaban quienes auspiciaban a Hitler en los años 30. A propósito, fundamentalmente eran anglosajones.
Si los soldados soviéticos hubieran razonado del mismo modo, no habría habido ahora ningún Brodski ni la memoria del Holocausto.
Según expresó el famoso cantautor Vladímir Vysotski, “nuestro jefe de batallón al llegar desde los Urales” invirtió la marcha de la Historia y le devolvió a la Humanidad su verdadero rostro. Pero resultó que tan solo por un lapso de tiempo. Ahora lo está haciendo de nuevo.
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