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Los hechos ocurrieron cuando Eugenia Bosco tenía entre 11 y 12 años de edad.
La velerista argentina Eugenia Bosco, ganadora de la medalla de plata en los Juegos Olímpicos París 2024, denunció a uno de sus exentrenadores por un caso de abuso sexual que sufrió cuando tenía entre 11 y 12 años de edad.
En una entrevista con La Nación de Argentina, Bosco, de 27 años, informó que puso la denuncia luego de obtener la medalla olímpica en la modalidad Nacra 17 de la competición de vela en la que participó junto con su compañero Mateo Majdalani.
«El año pasado, después de los Juegos Olímpicos, decidí hacer una denuncia que me dio un giro, le dio un cierre a otra etapa de mi vida (…) Sucedió cuando era muy chica, o sea, cuando estaba navegando en Optimist. No sé cómo explicarlo, pero fue algo que pasó, que no lo controlé, tenía 11 o 12 años», dijo la deportista.
Aunque Bosco no mencionó el nombre del entrenador acusado, el mencionado medio detalló que se trata de Leandro Tulia, quien trabaja desde hace dos décadas en el Yacht Club Olivos (YCO) y que niega la comisión del delito en un caso que investiga la fiscal Lida Osores Soler.
«Pasé por mil etapas de vergüenza, de no aceptarlo, de pensar que yo era la culpable. Después de un tiempo lo puse en la mesa y dije: ‘Yo era chica, no tenía el control de esta situación«, dijo la atleta al recordar que en aquellos años el entrenador utilizó la manipulación, el engaño, las amenazas, el control y la coacción para aprovecharse de la confianza, miedos, sueños e inocencia de los jóvenes.
La deportista afirma que tras sufrir el abuso sexual del exentrenador, con el que estuvo «un par de años» bajo su conducción, intentó olvidar aquel momento hasta que asimiló y se dio cuenta que «había algo» en su interior que debía resolver y empezó «a entender un montón de cosas» que no podía comprender cuando era una niña. Esto lo hizo luego de ver el documental ‘Atleta A’ sobre los abusos que sufrieron gimnastas de EE.UU. a manos del médico federativo Larry Nassar.
«Un camino de mucha lucha interna»
Los abusos iniciaron cuando ella se comenzó a quedar en Buenos Aires para entrenar los fines de semana. «Éramos un grupo grande que se quedaba a dormir en el mismo lugar, todos bajo el cuidado de esta persona. Era un pequeño mundo«, recuerda Bosco sobre el club en el que confiaron sus padres y ella misma, porque al inicio se sentía protegida por «esa persona» que «lo tenía muy controlado» todo, «como una pequeña secta».
«Cuando te vas distanciando de todo eso, o cuando hablas con gente de otros clubes, o cuando vas creciendo, te vas dando cuenta de que había cosas que no estaban bien. Es muy difícil verlas desde adentro«, señaló la atleta, al comentar que fue con el tiempo que descubrió que las acciones de su exentrenador formaron parte de agresiones sexuales, de las que se han sumado tres denuncias de veleristas con edades similares a la de Bosco.
«Lo silencié mucho tiempo», expresó la atleta, quien ahora dice sentirse «liberada» al experimentar un sentimiento «sanador» tras realizar la denuncia. «No lo vas a poder sacar nunca de adentro tuyo, pero sí avanzar y seguir adelante. Convivir con eso (…) Es un camino de mucha lucha interna, de mucha resiliencia, de seguir creciendo. Es un camino que lleva su tiempo», agregó Bosco.