L’orgue, l’orgue qui moud le vent
Le ressac de la mer furieuse
Sont comme la mélodie creuse
De ce rêve déconcertant
(Antonin Artaud)
No voy a hablar de actualidad, voy a intentar evitar a como dé lugar caer en el carrusel algorítmico de la novedad. ¡URGENTE! ¡ULTIMO MOMENTO! ¡PRIMICIA! Quiero al menos intentar detener el tiempo, y detenerme a pensar un poco las cosas, y desobedecer momentáneamente la obligación a la distracción. Pretendamos al menos por unos minutos interrumpir el flujo incesante de las imágenes inconexas e inconclusas del medio. Como decía McLuhan hace no tanto, el medio es el mensaje. No hay nada que ocurre allí, sin embargo, todo ocurre. Nada. Todo. Nadie. Figuras del anónimo, y a la vez tan familiar, mundo digital. No me atraparan. No. No lo lograran, lo prometo. Vamos a hablar de metafísica, hay que estar atentos. Pero claro, antes que nada, ¿qué es la metafísica?
La metafísica, como termino, es algo accidental, pues aparece por primera vez en el siglo I a.c. cuando uno de los discípulos de Aristóteles, Andrónico de Rodas, ordena por primera vez su obra, y al encontrar un texto sin título de lo más enigmático, lo coloca luego de la física, es decir, luego del tomo “la física” (la ciencia que se ocupa de la physis o naturaleza). Es fortuito que esto que hoy llamamos metafísica, se llame así, aunque, sin embargo, el “meta” pueda también significar “más allá de”. La metafísica entonces se encargaría de aquello que va más allá de lo físico. Ya en la era pre-metafísica en la antigua Grecia, Sócrates había sido acusado de hablar “de cosas en el cielo y debajo de la tierra, cargo que entre dos más, pervertir a los jóvenes y no creer en los dioses de la polis; termina por sentenciar su muerte por envenenamiento. ¿Las cosas en el cielo y debajo de la tierra serian entonces los problemas de la metafísica? Puede ser, aunque también meta tiene una implicancia interior, más acá de lo físico. Sin duda, el dueño del algoritmo lo sabe mejor que nadie.
La metafísica define lo real, lo que realmente es. Aristóteles es el que le da los primeros problemas a esta ciencia madre de todas las ciencias, se trata del origen, el principio y la causa de lo real, de lo realmente real. En estos tres conceptos, se ha perdido la historia de la filosofía y del pensamiento occidental en general por los siglos de los siglos, definir lo que realmente es, como comienza, donde se apoya, ¿de dónde venimos, cual es el fundamento? ¿Cuál es el sentido? Al justicialismo, en tanto filosofía, no le son ajenos estos problemas. Y si bien su desarrollo más extenso se da en lo ético y lo político, Perón le dedica una atención especial en su obra cumbre, la comunidad organizada. Allí, lo que reúne el sentido es la comunidad, la organización de dicha comunidad. De lo que se trata, es de la común-idad, de lo que nos es común a todos, a todos nos-otros. Esa comunidad es posible por varias razones y tiene implicancias en todas las relaciones humanas, económicas, sociales, psicológicas y morales. ¿Y dónde se apoya entonces lo común? ¿Dónde se origina? Hacia el final de la comunidad organizada lo deja claro, “el milagro del amor, el estímulo de la esperanza y la perfección de la justicia.” Lo que reúne a la comunidad, lo que la inspira y al mismo tiempo la origina, es el amor, su milagro es lo que estimula la esperanza y perfecciona la justicia. Ya lo decía Agustín, “ama y haz lo que quieras”. En ese momento de su conferencia cumbre, Perón está hablando del nosotros, y el amor es el principio rector de la organización de ese nosotros en comunidad. A partir de su definición antropológica como animal político (zoon politikon), es decir un ser que necesita de los demás para existir, el amor se convierte en la condición de posibilidad de esa comunidad, el sustrato de lo que realmente es la creación humana.
Si bien las tres ideas fundamentales del
platonismo, la verdad, el bien y la belleza, y estas son ideas fundamentales del
justicialismo, el amor es el que termina dándole sentido a su norma. La
búsqueda de la justicia, de la verdad y del bien (la belleza la dejamos para la
próxima) son pilares fundamentales del justicialismo, el amor es el que la hace
posible, es el origen, el principio y la causa de su razón.
* Doctor, Magister y Licenciado en Filosofía por la Universite de Paris IV-Sorbonne