El presidente Javier Milei llegó a Nueva York con una misión de vida o muerte: conseguir el respaldo político, pero también económico, de su par norteamericano Donald Trump ante la debacle que vive su gobierno que se traduce en la caída de los bonos argentinos, reservas evaporándose y un peso cada vez más frágil. El argentino necesita dólares para que no le estalle el país, algo que casi ocurre la semana que pasó. Sentado sobre la punta del sillón, Milei miraba y escuchaba extasiado a Trump decir que le daba todo su respaldo político. Solo el ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo pareció atragantarse cuando tras una pregunta de una periodista, escuchó decir a Trump que ese apoyo no implicaba un desembolso de dólares frescos. Esto es justamente lo que el Presidente y su ministro esperan poder conseguir para poder enfrentar, con mejores posibilidades, los comicios legislativos (y no presidenciales como dijo Trump) del 26 de octubre. Hasta ahora, todo fue un cúmulo de gestualidades, que ayudan pero que al final del día no son suficientes. Apurado por periodistas, Caputo reconoció que durante la charla con Trump se habló “alguna cifra específica”, pero se negó a dar más detalles.
Milei, que supo hacer su carrera mediática como panelista y hábil usuario de las redes sociales, debe sentir que en estas últimas 48 horas dos tuits evitaron que su gobierno se desmorone. El primero fue el del secretario del Tesoro, Scott Bessent, que dio cuenta de la necesidad de evitar que la administración libertaria estalle. Primero afirmó que consideran al gobierno argentino como un “aliado sistémicamente importante”. Luego agregó que “hará lo necesario, dentro de su mandato, para apoyar al país” y para eso advirtió que “todas las opciones para la estabilización están sobre la mesa”. Ese tuit hizo bajar la cotización del dólar y derrumbó el riesgo país, al menos por ahora.
Unas cuantas líneas en la red X le permitió a Milei encarar el viaje a Nueva York con mejores perspectivas para encontrarse por fin con su admirado Trump. Poco antes de ello, había llegado el segundo tuit salvador. Esta vez escrito por el mismísimo Trump. Un posteo en la red social del norteamericano, Truth Social, donde decía lo que luego le diría frente a frente: “Le doy mi completo y total respaldo para la reelección como presidente”, para luego calificarlo “como un líder verdaderamente fantástico y poderoso para el gran pueblo de la Argentina, avanzando en todos los niveles a una velocidad récord”.
Trump lo imprimió y se lo regaló a Milei que lo mostró como si se tratara, por ejemplo, de un verdadero diploma de premio Nobel. Un papel que, consideran en el gobierno libertario, le da fuerzas para enfrentar las elecciones de octubre. Trump, que en todo momento habló de las elecciones como si fueran presidenciales, pareció no importarle ese detalle y como si se hubiese cumplido con un contrato, dio por finalizada la reunión: «No estuvo mal. Ahora se pueden ir de acá», dijo. Milei y su delegación atinaron a devolverle una sonora carcajada.
En esa charla todo fue alegría, pero la alianza con Milei comienza a tener algún costo para el gobierno de Trump. De hecho la senadora demócrata, Elizabeth Warren, acusó a Trump de querer “regalar nuestro dinero a sus amigos corruptos”. (ver aparte)
Cuando el encuentro finalizó, la comitiva argentina retornó al hotel donde se alojan. Un grupo de periodistas esperaba a Milei, pero Caputo se adelantó y se ofreció de vocero para permitirle al Presidente ingresar raudo y evitar preguntas molestas.
Caputo sorprendió a los periodistas al afirmar que el encuentro fue histórico y tan pero tan importante que «casi me emociono hasta las lágrimas». Luego, con la cara del que canta Truco con un cuatro de copas, aseguró que Trump «no pidió nada» a cambio. Mientras Milei y el resto de la comitiva ya se encontraba en sus habitaciones, el ministro repetía que “estamos hablando muchas cosas, pero prefiero no dar detalles hasta que no esté listo, están hablando los equipos”. En ese sentido, indicó que “seguramente el secretario del Tesoro hará algún anuncio», se esperanzó.
No es para menos, hacía muy poco que Trump pronunciaba delante suyo la frase que había turbado. El presidente norteamericano había considerado que Milei «hizo un trabajo fantástico», para luego decir que no creía «que necesiten un rescate”. Cuando le preguntaron por ese dato el ministro no desmintió al estadounidense. En todo caso, prefirió desviar el tema al reiterar que el gobierno de Trump no les pidió nada a cambio, que no se habló de terminar con swap con China y tampoco del fin de las bandas cambiarias.
Mientras tanto, en la Argentina comenzaban a evaluarse qué podría Milei llegar a entregar a cambio. Se habló de una base para las fuerzas armadas norteamericanas en Tierra del Fuego. El vocero presidencial escribió en X que todo eso se trataba de una fake news. El todavía ministro de Defensa, Luis Petri, también lo negó al sostener que «no hay base naval conjunta, no hay nada».
Más allá de estas versiones, Caputo buscó cerrar el día al afirmar que «creemos que este es el camino correcto y tendremos que hacer las coaliciones políticas necesarias para realmente tener más gobernabilidad y poder pasar todas las reformas que la gente quiere que hagamos y las llevemos a cabo más rápidamente”.
Pero si como dijo el ministro de Economía, los equipos de ambos gobiernos trabajarán para ver qué alternativa elegir para sacar a la Argentina del pozo, en el mientras tanto el Presidente se preparaba para realizar su segundo discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, la organización que este martes Trump vapuleó y hasta denigró en su muy extenso discurso. De todas maneras serán, como fueron estas últimas, unas 24 horas cruciales para saber si el apoyo político del gobierno de Trump se transforma en algo contante y sonante.
A Milei le espera también un encuentro clave con la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva. Una reunión que estaba prevista para el lunes pero que Milei la postergó el domingo por la noche mientras realizaba intensas negociaciones para conseguir detener el tsunami económico que se avecinaba. El presidente argentino espera que con el espaldarazo que recibió de Trump la reunión sea amigable.
En la Argentina
Mientras tanto, la crisis económica argentina no se detiene más allá de que el valor del dólar oficial haya retrocedido, al igual que el riesgo país. Las fuerzas políticas de la oposición se preparan para enfrentar el nuevo endeudamiento. Desde el peronismo ya se avisó que buscarán que el gobierno cumpla con lo que manda la Constitución y que toda nuevo empréstito se debata previamente en el Congreso. Hay proyectos presentados en ese sentido. (ver aparte)
Para la senadora de Fuerza Patria, Juliana Di Tullio, nada del viaje de Milei a los Estados Unidos puede considerarse como bueno. «El Presidente fue a rendirse y eso no es bueno para el pueblo» porque, como afirmó a Página/12, Milei se mostró como aquel que va a pedir ayuda a un prestamista. «Está en una extrema vulnerabilidad y, por lo tanto, pone en riesgo todos los intereses soberanos y nacionales del pueblo argentino».
La senadora bonaerense indicó que solo hay dos caminos para detener esta entrega que protagoniza Milei. Uno es el camino institucional a través de los proyectos que se presentaron para obligar al gobierno a necesitar del visto bueno del Congreso antes de incrementar el endeudamiento externo.
El otro camino, que señaló Di Tullio, es el que desemboca en las urnas el próximo 26 de octubre. «Esto que está haciendo el presidente Milei se detiene también con el voto», aseguró.
Milei, autoconvencido de que el respaldo obtenido le alcanzará para mejorar sus chances electorales, tiene previsto retomar las visitas por provincias que no conoce. Tiene en agenda actos en Mendoza y Corrientes. En la primera tiene una alianza con el gobernador Alfredo Cornejo. En Corrientes, en cambio, no hay buena relación con Gustavo Valdés que le propinó a los candidatos libertarios una feroz derrota. También visitará dos municipios bonaerenses que le son amigables: Mar del Plata y Bahía Blanca. La gran incógnita es, además de cómo se concretará el salvataje norteamericano, si será suficiente para tener un efecto positivo en las elecciones.