La noticia cayó como un baldazo en Madrid. Javier Milei, anunciado como “estrella” del festival Viva 25 organizado por VOX, finalmente no viajará a España. El dato sorprende porque su presencia estaba pensada como parte del despliegue internacional de la ultraderecha europea, que desde hace un tiempo busca extender su influencia hacia América Latina. Pero lo que hace apenas unos días parecía una visita asegurada terminó en marcha atrás: la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires y el estallido del escándalo por las coimas dejaron al Presidente en una situación incómoda, con su propio equipo aconsejándole que frene la agenda internacional.
En la Casa Rosada dejaron trascender que, aunque nunca había confirmado del todo su presencia, Milei finalmente no viajará. El festival de la ultraderecha española se celebrará el 13 y 14 de septiembre en el Palacio Vistalegre de Madrid y reunirá a varios referentes internacionales.
El revés político y el freno a los viajes
El golpe de perder por más de trece puntos frente al peronismo kirchnerista en la provincia de Buenos Aires terminó por torcer la agenda. La decisión marca un giro en el estilo del mandatario, que en sus primeros meses de gestión acumuló millas con viajes a Estados Unidos y Europa, muchos de ellos más cercanos a shows políticos que a encuentros de Estado.
Una relación marcada por los gestos
Milei ya pisó suelo español cuatro veces desde que asumió, pero siempre con la misma lógica: viajar para participar de actos partidarios de la ultraderecha, nunca en calidad de visita oficial. Su relación con Santiago Abascal es de absoluta camaradería política, aunque los resultados diplomáticos de esos viajes resultaron bastante más caros que los beneficios.
En contraste, el próximo destino confirmado en su agenda es la Asamblea General de la ONU en Nueva York, un escenario de mayor peso institucional y con impacto global.