El último día del stand de Minería en la Fiesta Nacional del Sol fue la confirmación de algo que se intuía desde la apertura: la minería, cuando se muestra con creatividad, convoca. Miles de visitantes se acercaron para vivir una experiencia distinta, donde la técnica se transformó en juego y la curiosidad en aprendizaje.
Desde el primer momento, el gran protagonista fue el camión fuera de ruta modelo 785, símbolo de la minería a gran escala. Con sus 160 toneladas de capacidad, se convirtió en escenario de selfies y preguntas: ¿cómo se maneja en la cordillera?, ¿qué altura tiene este gigante? Personal del ministerio respondió con paciencia, acercando la operación minera a la gente.
Pero la propuesta fue mucho más que una foto. Las bicicletas interactivas desafiaron a pedalear un kilómetro para generar energía, mostrando cómo el esfuerzo físico se convierte en potencia y enseñando sobre sostenibilidad. Para los más pequeños —y también para adultos que quisieron ser niños otra vez— el cajón arenero fue irresistible: allí, mediante controles remotos, se operaron equipos mineros en miniatura para cargar camiones, recreando el trabajo real en las minas.
El recorrido se completó con el juego kinético, que invitó a buscar cobre mediante movimientos corporales, acercando a los participantes a uno de los minerales clave en la transición energética. Y para quienes prefirieron poner a prueba sus conocimientos, la trivia interactiva sobre minería sanjuanina sumó diversión y aprendizaje.
Cuatro días bastaron para demostrar que la minería puede ser cercana, innovadora y entretenida. Cuando las luces de la feria empezaron a apagarse, el balance era evidente: miles de visitantes, cientos de preguntas y una certeza que se repite cada año. La minería, cuando se abre al público con creatividad, despierta interés. Y mucho.
