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Se basa en la idea de que trabajar más no siempre significa más progreso, y que la realización personal puede venir de proyectos paralelos, pasatiempos o emprendimientos fuera del horario laboral.
De acuerdo con un informe de Glassdoor, el 68 % de los trabajadores de la generación Z afirmó que no buscaría un puesto directivo si no fuera por el salario o el reconocimiento. Asimismo, el 70 % expresó preocupación por la seguridad de sus empleos ante el avance de la inteligencia artificial, lo que ha impulsado un desplazamiento hacia sectores más estables como la educación, la salud o los servicios públicos.
«Esto supone un cambio consciente que se aleja de la excesiva dependencia de un único empleador, avanzando hacia límites más claros, definiciones alternativas de realización profesional y una cartera diversificada de posibles fuentes de ingresos para lograr la estabilidad financiera», afirmó Chris Martin, investigador principal de Glassdoor. «No es que la generación Z rechace el trabajo. Rechaza una versión obsoleta del trabajo que les han vendido», agregó.
No es falta de ambición
Este enfoque no refleja falta de ambición, sino una nueva manera de distribuirla: en lugar de escalar una sola escalera corporativa, los jóvenes prefieren moverse entre distintas oportunidades que se ajusten a sus valores y estilo de vida, y los datos muestran cómo esta generación está reinventando el concepto de carrera.
Según una encuesta realizada por The Harris Poll, el 57 % de los trabajadores de la generación Z tiene algún trabajo secundario, frente al 48 % de los ‘millennials’ (1981 y 1996) y solo el 21 % de los ‘baby boomers’ (1946 y 1964). Además, el 58 % admite bajar el ritmo durante el verano, priorizando su bienestar frente a la exigencia constante.
En los puestos de liderazgo, esta mentalidad también se refleja: un 31 % de los empleados espera que los gerentes de esta generación ofrezcan horarios flexibles y políticas centradas en la salud mental.
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