En las últimas semanas el Gobierno subió fuertemente las tasas para evitar que los pesos se volcaran a la compra de dólares, generaran presión sobre el tipo de cambio y recalentaran la inflación. Pero para Javier Milei, Luis Caputo y su equipo económico los motivos no están relacionados a las inconsistencias de la política económica, sino que culpan al Congreso y al posible triunfo del peronismo en las elecciones de medio término.
Al Gobierno le está costando renovar el endeudamiento con los privados, motivo por el cual ofrece tasas muy por encima de inflación en plazos muy cortos de tiempo. Esto vuelve a alimentar el carry trade o bicicleta financiera: dólares que pasan a pesos, se invierten en instrumentos que dan altos intereses en moneda local y a las pocas semanas se vuelven a pasar a dólares. Mientras el dólar esté quieto, cosa que garantiza el Gobierno, el negocio es redondo, pero solo para el mínimo porcentaje de especuladores.
Las tasas altas pueden generar problemas inflacionarios al ser emisión monetaria a futuro, pero también en el presente: al ser tan tentadoras alientan a la desinversión, por lo que tienen efectos casi inmediatos en la actividad económica y el empleo. Otra consecuencia es el encarecimiento del crédito, o sea que los bancos cobran intereses muy altos para prestar dinero.
En ese marco, el Banco Central aumentó los encajes bancarios al 50%. Se trata del porcentaje de los depósitos que los bancos comerciales y las billeteras virtuales deben dejar inmóvilizados en su cuenta corriente en el BCRA, o sea que no pueden prestarlo a sus clientes o utilizarlo para inversiones. El objetivo es el mismo de siempre: que los remanentes de pesos no vayan al dólar ante las dudas que genera el plan económico del Gobierno.
Las consecuencias de este modelo ya están más que probadas, y los resultados nuevamente son los mismos. En 2024, según datos del propio FMI, Argentina fue el país del mundo que más se desindustrializó.
Para el Gobierno todo es culpa de las elecciones y el Congreso
El Gobierno, como de costumbre, se lava las manos. La culpa es «del riesgo kuka», como dijo Javier Milei en su reciente discurso en la Bolsa de Comercio de Rosario, o de los «degenerados fiscales», o sea de los diputados y senadores que votan contra el ajuste en discapacidad y jubilaciones.
En ese marco, Luis Caputo se cruzó en X —antes Twitter— con el economista Fernando Marrull, alguien que se ha mostrado muy afín a las políticas económicas del Gobierno. «¿Una suba de tasa en pesos de puede llevar a una recesión? Para mí no?», escribió el socio de la consultora FMyA.
Si bien hasta ahí compartía anális con el Gobierno, luego aseguró que «las tasas de interés están ridículamente altas», aunque luego lo matizó con que la suba del dólar en los últimos meses generó una expansión de sectores como la construcción y el turismo. El economista solía asegurar que no existía el atraso cambiario.
«Fer, las tasas son endógenas», le respondió Caputo. Para el ministro de Economía su origen es una causa interna del mismo sistema: «Nadie regala plata en el mercado. Si las tasas estuvieran ‘ridículamente’ altas, ya las hubieran arbitrado», argumentó. Otros economistas sostienen que la tasa es exógena, o sea que se determina por factores externos al modelo, por ejemplo la cantidad de dinero circulante y las tasas que fija el BCRA.
«Nosotros creemos que esta suba de tasas va a ser transitoria, porque las elecciones serán muy favorables para LLA. Por lo tanto, el alto riesgo político que hoy asigna el mercado (dados los últimos intentos de romper con el equilibrio fiscal por parte del Congreso), y que evidentemente lo tomó por sorpresa, va a colapsar pronto, y las tasas volverán al nivel al que a vos y a todos nos gustaría verlas. Es decir, podria haber algún impacto en el nivel de actividad en el corto plazo, pero debiera recomponerse rápidamente post elecciones», cerró Caputo.