El sol acompañó desde temprano y el Circuito San Juan Villicum se convirtió en un verdadero templo del automovilismo nacional. Con 45 mil almas presentes, la cita del Desafío de las Estrellas reunió a fanáticos de todos los rincones del país, que llegaron para vivir una de las fechas más esperadas del Turismo Carretera.
En cada sector del trazado albardonero, las tribunas y los taludes naturales fueron puntos de encuentro para familias, grupos de amigos y peñas fierreras. Las parrillas explotaban con asados y picadas que daban calor a la previa. Los leños encendidos, el humo y el aroma a carne se mezclaban con los colores de las banderas de cada equipo y piloto, creando una postal bien argentina.
El fanatismo tuvo nombres y colores propios: Ford, Chevrolet y Torino dominaron la escena con hinchadas que no pararon de cantar, alentar y flamear sus trapos. Y aunque la histórica rivalidad entre las marcas estuvo presente, la pasión compartida por el TC logró unir a todos en una misma fiesta, donde el rugido de los motores fue el idioma común.
Cuando el semáforo se apagó, la adrenalina subió al máximo y el espectáculo en pista estuvo a la altura de la expectativa. Finalmente, Martín Vázquez se quedó con la victoria, sumando su nombre al selecto listado de ganadores que ya escribieron historia en el Villicum.
El cierre fue con abrazos, fotos y promesas de volver. Porque más allá del resultado, las 45 mil personas que colmaron el autódromo se llevaron el recuerdo de un fin de semana a puro motor, donde la pasión por el Turismo Carretera demostró, una vez más, por qué esta es la categoría más convocante del país.