La implementación del salvataje que Donald Trump anunció para Argentina se demora. Fuentes al tanto de la negociación aseguran que se trata de cuestiones técnicas que serán resueltas pero que el apoyo de EEUU a Javier Milei es contundente y se verá en el corto plazo. Al margen del alivio en el plano cambiario, los empresarios locales dudan del impacto que pueda tener en la economía real con una demanda que se desploma, tasas por las nubes y problemas de competitividad.
No es la primera vez que el espacio de tiempo entre el anuncio de un Gobierno y la implementación de la medida concreta se estira. Pero este caso es particular, por la urgencia que la cercanía a la elección impone, porque la propia Casa Rosada infló las expectativas y porque el presidente Javier Milei viajó a Estados Unidos y tuvo un encuentro con Trump que de cara a la opinión pública fue contraproducente.
Sin embargo, calificadas fuentes del mercado al tanto de las negociaciones le dijeron a Ámbito que el respaldo de la Casa Blanca es contundente y que las demoras están vinculadas a dificultades operativas que se profundizaron con el cierre parcial del gobierno estadounidense. “Puede tardar un poco más pero el salvataje va a estar y es algo sin precedente para Argentina”, señalaron a este medio.
Otro operador de la city, con pasado en los despachos de la calle Balcarce, matizó esa afirmación y explicó que “las demoras obedecen a que las condicionalidades que impone Estados Unidos para liberar los fondos incluyen cuestiones que no pueden resolverse antes de las elecciones, como una corrección en el frente cambiario”. No sería la primera vez: el Fondo Monetario Internacional ha planteado en el pasado “acciones prioritarias” de características similares antes de habilitar desembolsos.
Sin ir más lejos el último acuerdo de este año tuvo como paso previo una mega conferencia del ministro de Economía y del presidente del Banco Central para anunciar la flexibilización del cepo cambiario. Más atrás en el tiempo, Sergio Massa, en el 2023, tuvo que devaluar al día siguiente de las elecciones primarias para desencadenar un demorado desembolsado. No son pocos los que señalan que para tener un acuerdo con Estados Unidos hay que reformular el programa con el Fondo, que hoy está virtualmente caído.
Escepticismo empresario para la actividad
El gobierno norteamericano volvió a intervenir esta semana. En el mercado calculan que la venta de divisas por parte de la administración Trump ya supera los u$s800 millones. Pese a eso el dólar volvió a subir y cerró en $1.475 en el segmento minorista. En la city circularon memes haciendo alusión a que “los cueveros de la calle Florida le torcieron el brazo al Tesoro de los EEUU”. Un poco exagerado, aunque la corrida preelectoral parece un hueso duro de roer.
Por el lado de la economía real los dos escenarios que se plantean traen malos augurios: si el Tesoro mantiene artificialmente un tipo de cambio bajo el actual contexto de parate de la actividad podría extenderse, pero si por el contrario lo que se viene es una devaluación el mercado interno podría enfriarse aún más.
“El acuerdo que trascendió no tiene ningún plan para reactivar a la industria nacional, generar divisas a partir del desarrollo productivo y frenar la pérdida de empleos que este año superar los 300.000 puestos de trabajo destruidos durante la gestión de Javier Milei”, sintetizó el presidente de Industriales Pymes Argentinos, Daniel Rosato.
Las intervención de Estados Unidos mantuvo al dólar dentro de la banda pero por el momento no mejoró la perspectiva para las tasas que tocaron esta semana un nuevo pico. La demanda está caída, no hay crédito para las empresas y la morosidad en familias volvió a crecer en agosto, un combo explosivo para el que todavía el Gobierno no ensayó ninguna respuesta.
Acuerdo comercial
A pesar del hermetismo que rodea las conversaciones con la Casa Blanca, Ámbito pudo corroborar con diversas fuentes que dentro de lo que se está negociando hay una suerte de acuerdo comercial, que está lejos de ser un tratado de libre comercio, pero incluye reducción de aranceles para una serie de productos específicos.
Entre los sectores productivos, hay una mezcla de expectativas y desconfianza. Por un lado, creen que el buen vínculo de Milei con Trump podría ser un puente para evitar el castigo arancelario que otros países reciben, aunque remarcan que se arranca en desventaja porque la suba previa de aranceles ya afectó a algunos rubros, como a los industriales metalúrgicos.
Otros sectores marcan que los intereses pueden ser contrapuestos por la falta de complementariedad de ambas economías. «Desde que está la administración Trump, el sudeste asiático que es un gran mercado para la Argentina está bajo una presión muy fuerte de EEUU para que pasen comprar los productos norteamericanos», explicó el titular de la cámara de la industria aceitera, Gustavo Idígoras en diálogo con El Destape 1070.
En el campo tampoco olvidan fácilmente que ante la decisión del Gobierno de otorgar una eliminación temporal de retenciones, la Casa Blanca puso el grito en el cielo y el beneficio duró apenas 48 horas. En el capítulo de las condiciones resta mucho por saber, EEUU viene haciendo lobby para modificar la política de propiedad intelectual que podría perjudicar de forma sensible a los laboratorios locales.
La idea de un acuerdo comercial en medio de tantas tensiones suena lindo, pero falta lo más importante: la letra chica del contenido.