A cuatro meses de la brutal represión que casi le costó la vida, se conocieron las últimas imágenes que tomó el fotógrafo Pablo Grillo, el pasado 12 de marzo, minutos antes de ser gravemente herido por un proyectil lanzagas que disparó el gendarme Héctor Guerrero, mientras se desarrollaba la movilización de jubilados al Congreso.
La foto más impactante es la que tomó segundos previos a recibir el impacto del tubo de gas en su cabeza. En ella se puede contemplar como «las astillas de la madera estallan.
Se ve una muesca en la estructura. Es la que provoca la granada de gas lacrimógeno cuando la atreviesa.
Pablo cae cerca del fuego.
En este instante terrible a Pablo Grillo ya le dispararon», describió en un hilo de X la fotoperiodista Cora Gamarnik, del entorno familiar de Grillo.
Y agregó: «En esa milésima de segundo que capta la cámara la granada de gas lacrimógeno ya impactó sobre su cabeza y rompió su cráneo. Pablo quedó tendido en el asfalto. La granada rompió la cámara al rozarla y esa leve desviación que produjo le salvó la vida».
«Esta última – continuó Gamarnik – no fue una fotografía voluntaria, se apretó el obturador con el impacto, cuando Pablo ya estaba herido».
En una segunda foto, que la usuaria señala como la anteúltima, «Pablo enfoca: al fuego, a la gendarmería y al Congreso de la Nación detrás». Con ese imagen, «intenta decirnos visualmente que la democracia está amenazada, en peligro«, sumó Gamarnik.
Y cerró: «A cuatro meses del disparo del Cabo Guerrero que dejó a Pablo al borde la muerte seguimos reclamando justicia. Sabemos quien le disparó, sabemos quien era el jefe del que disparó, sabemos quien dio la orden. Sabemos que Bullrich y Milei son responsables. Y sobre todo sabemos que tarde o temprano será justicia».
La causa judicial y la salud de Pablo
El pasado 3 de junio Grillo recibió el alta luego de pasar tres meses de internación en el Hospital Ramos Mejía donde los profesionales de la salud le salvaron la vida. El joven de 35 años continúa su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca.
Si todo continua de forma favorable, en dos meses deberá retornar al Ramos Mejía para una segunda cirugía en la que le colocarán una prótesis.
“La fase de adaptación fue positiva y Pablo está entusiasmado, de buen humor y con mucha energía”, comentó su familia sobre la etapa que atraviesa el fotorreportero reprimido por el Gobierno nacional. El posteo en la cuenta de redes sociales que tienen los familiares de Pablo incluyó una foto de Pablo con su cámara Nikon en mano.
Desde esa misma cuenta, expusieron este sábado un estado de situación actual, tanto a nivel salud como judicial, ya que la causa no avanza. El informe de Gendarmería apuntó al propio Grillo como culpable, en un acto que complementó la violencia institucional con cinismo. Nada extraordinario desde que Patricia Bullrich volvió a estar al mando de la seguridad nacional.
«La jueza ya tiene las fotos, los videos, las pericias médicas, los protocolos y reglamentos. Ya secuestró la pistola con la que disparó Guerrero, la información interna que no investigó responsables. Mientras tanto, Pablo continúa en rehabilitación», contaron.
Pese a las pruebas recolectadas, el gendarme que disparó aún no fue siquiera citado a declarar por la jueza María Servini.
«Tal como lo hizo Bullrich desde el mismo día de la represión, la Gendarmería dijo que Guerrero disparó correctamente. Y fue más allá: responsabilizó al fotógrafo por ‘ubicarse en la línea de tiro’ y cerró la investigación interna», denunciaron.
Hasta el momento, Servini ordenó en junio último un allanamiento. La medida se realizó con el objetivo de reconstruir el disparo que hirió de gravedad a Pablo Grillo, informó la querella que representa a la familia en el expediente.
La orden fue emitida a la División de Balística de la Policía de la Ciudad, para que realizara el allanamiento y registro del edificio de la Gendarmería, ubicado en la avenida Antártida Argentina 1480 de la Ciudad de Buenos Aires.
