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Las autoridades de la ciudad de Cuatro Ciénegas han decidido reubicar de la plaza principal a los vendedores y artesanos de comida en la feria de Semana Santa, lo que ha sido mal visto por la población, que lo considera un signo de gentrificación.
Para un amante de los tacos en México, elegir entre diferentes salsas picantes es parte de la experiencia habitual. Sin embargo, los turistas y extranjeros suelen encontrar el picante algo inusual. Recientemente, se ha comenzado a ver una tendencia hacia salsas más suaves, especialmente en áreas gentrificadas (el fenómeno implica el desplazamiento de la población nativa de una zona en beneficio de grupos con mayor poder adquisitivo).
Los tacos son fundamentales en la gastronomía mexicana y atraen a turistas internacionales, lo que ha cambiado la oferta gastronómica, incluyendo salsas menos picantes en restaurantes de franquicia y taquerías gourmet.
«Por el turismo es que se van perdiendo las costumbres a las que estamos acostumbrados nosotros los mexicanos, entonces pues las modifican. O sea, pues justo vienen aquí a comer y todos me preguntan: ‘Ay, ¿pero pican?’ y yo: pues un poco, sí», nos cuenta una mujer en la calle.
El taquero Andrés Suárez, conocido como Taquerosky, señala que el problema no solo radica en la gentrificación, sino en que muchos chiles utilizados ahora son importados y han perdido su nivel de picante, afectando la preparación de las salsas tradicionales. «Hay importación china, importación de Estados Unidos, importación de la India. Entonces, va perdiendo el picor el chile», explica Suárez.
En taquerías que compiten con esta nueva oferta, se opta por educar a los clientes sobre las diferentes salsas y sus niveles de picante, manteniendo la autenticidad de las recetas. Rodolfo Hernández, un taquero tradicional, enfatiza la importancia de ofrecer opciones para que los comensales puedan disfrutar de la variedad sin perder la esencia del taco. «¡Es que taco que no pique no es taco!», afirma el taquero.
La presencia de salsas suaves también se observa en algunos puestos callejeros, donde coexisten con las tradicionales. Los precios, la sazón, la experiencia y el nivel de picor han generado un interés que determinará si esto es solo una moda pasajera o una nueva forma de disfrutar los tacos que ha llegado para quedarse.