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Expertos advierten que esto no significa el fin del dólar como moneda de reserva dominante.
La caída de los bonos del Tesoro estadounidense y la caída de la cotización del dólar en un 8 % durante 2025 a consecuencia de la política de imposición de aranceles masivos impulsada por el presidente Donald Trump, han derivado en un alza sostenida en los precios del oro, que ha alcanzado el máximo de 3.500 dólares por onza este 22 de abril.
Según aseguró a CNBC el director de investigación de productos básicos de minería y energía del Commonwealth Bank of Australia, Vivek Dhar, este cambio radical en la estrategia comercial de Washington ha permitido que el oro funja como activo de refugio favorito entre los inversores.
«Lo que hace que esta reciente huida hacia la demanda de activos de refugio sea tan singular es que el dólar estadounidense y los bonos del Tesoro se han vendido a medida que ha disminuido el atractivo de refugio de estos activos estadounidenses», apuntó el especialista.
Esta tendencia se prevé sostenida. De acuerdo con estimaciones de JP Morgan, la onza del metal precioso promediaría los 3.675 dólares el cuarto trimestre de 2025 y sobrepasará la barrera de los 4.000 dólares durante el segundo trimestre de 2026.
Esto se explica porque los bonos del Tesoro se han estado vendiendo masivamente y con ello se han disparado sus rendimientos a 10 y 30 años, respectivamente, pese al retroceso experimentado luego de que Trump se retractara del despido del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. Por el contrario, el oro se ha apreciado un 25 % en lo que va de año, de acuerdo con datos de LSEG.
«Si bien esto está lejos de ser una historia de ‘Muerte del dólar estadounidense’, es justo decir que la confianza en Estados Unidos, su economía y sus principales activos, el dólar y los bonos del Tesoro, se ha visto disminuida», valoró el estratega de mercado del Consejo Mundial del Oro, John Reade.
¿Nueva fiebre del oro?
Históricamente, los bonos del Tesoro y el oro han exhibido una relación inversa: mientras uno se aprecia, el otro se deprecia, con el matiz de que el oro suele perder atractivo como reserva porque no genera intereses.
En opinión de Michael Ryan, profesor de la Facultad de Contabilidad, Finanzas y Economía de la Universidad de Waikato, los aranceles generarán más inflación en EE.UU. y ello se traducirá en tasas de interés futuras más altas y más presiones para los bonos del Tesoro.
«Sin embargo, históricamente el oro se percibe como una cobertura contra la inflación, lo que puede explicar la preferencia por él, así que tal vez sean las propiedades percibidas del oro como cobertura contra la inflación las que lo hacen ‘especial'», abundó.
Desde otro ángulo, analistas dijeron a CNBC que la falta de confianza en EE.UU. y en la narrativa del «excepcionalismo estadounidense» ha influido en la ruptura de la relación entre el metal precioso y los bonos del Tesoro.
«Hay una disminución de la confianza en los activos estadounidenses debido a las incertidumbres económicas y geopolíticas», consideró Soni Kumari, estratega de materias primas de ANZ.
Así, en el marco de la guerra arancelaria de Trump, el oro se prefigura como una alternativa independiente de cualquier política monetaria y fiscal. Además, como apunta Alexander Zumpfe, operador sénior de metales preciosos en Heraeus, «no conlleva riesgo crediticio».
Del mismo modo, la falta de atractivo del dólar refuerza el del oro, porque un dólar más débil aumenta el interés sobre las materias primas que se cotizan en esa divisa, algo que han asumido en los mercados emergentes, devenidos en esta coyuntura grandes compradores del metal precioso para aumentar sus reservas y como medida de respaldo ante posibles sanciones estadounidenses.
Empero, expertos como Vivek Dhar advierten que esto no debería interpretarse como un regreso del patrón oro ni del fin de la importancia de los bonos del Tesoro estadounidense, pues es un activo «muy difícil» de reemplazar, en tanto es el «mercado más líquido del mundo», como se avino en recordar el gerente de cartera de Franklin Income Investors, Todd Brighton.