Trump y Milei, unidos por el odio y las redes | Ocho consultores comparan la carrera electoral de ambos


Las campañas sólo negativas, que señalan lo malo que es el otro candidato, no bastan. Las propuestas, fundamentalmente económicas, son decisivas y claves para la victoria. Y hay que orientarlas a quienes están golpeados y disconformes con lo que pasa. Hay que encontrarle una respuesta a la utilización del odio, la misoginia, la negación del cambio climático y la desinformación como instrumento. Todo eso se usó como instrumento electoral. Algunos lo llaman autenticidad. Las redes ya están en todas las campañas, son esenciales, pero hay que combinarlas con trabajo territorial, con actos, con presencia tocando timbres. Estas son algunas de las conclusiones que surgen del diálogo de Página/12 con ocho encuestadores y consultores buscando similitudes y diferencias entre los recorridos de Donald Trump y Javier Milei.

No solo campañas negativas

“La elección norteamericana deja en claro que con una campaña negativa de `viene el cuco´no alcanza, en especial cuando los electores creen que fracasaste en tu gobierno, como ocurre con la administración Biden. Cuando vi los dos últimos actos de Kamala percibí que solo pedía que vayan a votar para que no gane Trump. Propuestas económicas no. Solo habló de aborto y democracia. Desde el punto de vista de los métodos, además de las redes, ambos tuvieron estrategias territoriales, con actos todos los días, yendo a tocar puertas», analiza Hugo Haime, de Haime y Asociados. Además, concluye: «Hay que hacer ambas: redes y campaña territorial. Y hay que tener propuestas para todos los segmentos de la población, incluso los que siempre votaron al adversario. Trump se dirigió a los hombres blancos, pero también a los negros y latinos”.

También es la economía

Para Federico Aurelio, de Aresco, Trump y Milei, fueron electos principalmente por cuestiones económicas. «En la Argentina no hace falta detallarlo, pero en Estados Unidos algunos consideran que los índices económicos no eran malos. La percepción del ciudadano común era la contraria: que la situación era mala. Y Trump hizo eje en lo económico, al igual que Milei el año pasado, y fue el principal factor de su voto», explica. Además, resalta otra similitud entre ambos:  valor de la autenticidad. «Dicen o se muestran como que hacen lo que dicen, por más que la gente pueda estar en desacuerdo. Generan repercusión, abren una brecha, valorizando la autenticidad. Este valor está definiendo muchas decisiones de las sociedades, la búsqueda de la autenticidad, luego de haber sido engañados. Basta de la estafa moral y política de la dirigencia», agrega Aurelio. «Lo curioso es que, en lo económico, Trump se asemeja más a lo que propuso históricamente el peronismo y menciona la vocación de que el Estado intervenga en todas aquellas cuestiones que sean necesarias a los fines de proteger el empleo norteamericano”, describe.

El enojo y la ira de la sociedad

“Imposible no mirar a Trump y Milei como parte de un mismo fenómeno –redondea Facundo Nejamkis, de Opina Argentina–. Obvio que tienen diferencias: Trump es proteccionista frente al asedio chino, Milei quiere abrir la economía. Pero Trump y Milei son una misma familia que expresa un clima de época de enojo e ira de amplios sectores. La canalización exitosa de esa ira, de esas frustraciones, dirigida hacia diferentes culpables (desde los políticos, los periodistas, los migrantes o hasta el progresismo cultural) es el rasgo común de estos liderazgos que tienden a identificarse como refundadores de un nuevo orden social». Además, agrega: «Si tomamos en cuenta distintas experiencias como la de Bolsonaro o el mismo Trump, en el ejercicio del poder les ha costado cumplir promesas tan extremas. Eso derivó en derrotas significativas. Sin embargo, la vuelta al poder del líder republicano podría ser una muestra de que esta nueva identidad política vino para quedarse”.

Parecidos y diferentes

“Trump y Milei tienen parecidos evidentes. Son outsiders, transgresores, agresivos, polarizadores, mediáticos y de extrema derecha –sostiene Eduardo Fidanza, de Poliarquía–. Las técnicas comunicacionales son las mismas, guardando las diferencias de capacidad económica de cada uno de los países. Para mí, los progresistas, de allá y de acá, están ciegos y no comprenden cómo piensa y qué necesita la gente común». Más allá de las similitudes, existen las diferencias: «En la Argentina, al menos hasta ahora, la extrema derecha no ha cooptado completamente a la derecha convencional, como hizo Trump con los republicanos moderados. Macri aún no se dejó abducir por Milei y no sabemos qué pasará en esa tormentosa relación. Es una de las incógnitas que definirán la solidez o la debilidad del gobierno de cara al 2025. Otra diferencia es que el peronismo no es asimilable al Partido Demócrata, no es un partido tradicional, es más un movimiento y, finalmente, está claro que Trump es nacionalista económico y Milei, por ahora, no”.

Hablarle a los castigados

Roberto Bacman, del Centro de Estudios de Opinión Pública, piensa que uno de los puntos centrales de Trump y Milei es que supieron segmentar, hablarle al oído, a los sectores castigados. «Milei, a los jóvenes de 16 a 30 años, varones, de franjas bajas o muy bajas en lo socioeconómico, con trabajos muy precarios. Trump apuntó a los hombres blancos y también a los que siempre votaron a demócratas, como los latinos y los negros», cuenta.  Además, el analista sostiene que la campaña en redes ya no es ni novedad ni diferencia: está instalada en todo el mundo. «En la Argentina, el ejército de trolls de Milei sigue activo en plena gestión y ahora hasta tiene más presupuesto. En Estados Unidos, Trump tuvo la ventaja de que Elon Musk es el dueño de X. Y, finalmente, Trump y Milei son similares en el estilo. No vienen de la política tradicional, son disruptivos, generan discurso de odio, consideran enemigos a sus adversarios y siempre encuentran nuevos enemigos para generar odio. Aquí son los K, en Estados Unidos los inmigrantes. Queda verificar el tema de la sintonía. Trump querrá liderar la extrema derecha internacional. ¿Significa que habrá dinero del FMI para la Argentina? ¿Será Trump una ayuda o un salvavidas de plomo?”, se pregunta.

Odio y miedo

“Efectivamente hay un parentesco en los dos procesos –ratifica Analía Del Franco, de Del Franco Consultores–. Trump y Milei encajan con el electorado actual: demandas de corto plazo, respuestas urgentes, transgresión rompiendo con lo políticamente correcto. Coinciden en que el enemigo es el comunismo y todo lo que sea izquierda. Niegan el cambio climático y sus consecuencias». La encuestadora también habla de las diferencias: «Trump es proteccionista, Milei avala el libre comercio. Y en el estilo, el odio está presente. Milei es contra la casta y el kirchnerismo, Trump es miedo y más miedo a los inmigrantes. Queda confirmar si la euforia mileista puede garantizar lazos comerciales potentes y favorables”.

No a la moderación

“Yo diría que Kamala Harris perdió, entre otras razones, por moderarse por votos que no llegarán, por eludir conflicto con el poder económico y por dar la espalda a los propios –desafía Artemio López de Equis–. La elite económica es la que empobrece. Kamala elude la confrontación, sólo se ofreció como lo menos malo, comparado con Trump. Acá en la Argentina tampoco funcionó la ‘ancha avenida del medio’. En la post-pandemia millones de norteamericanos se empobrecieron, por inflación, precio de los combustibles, endeudamiento por hipotecas y tarjetas de crédito. Ese deterioro de las condiciones materiales explica el éxito de Trump. Nuevamente, nada que no conozcamos: ocultando la mala vida de millones, no hay campaña electoral que valga”.

Milei no tiene partido sólido

“Trump no es novedad y no es un outsider –finaliza Alfredo Serrano Mancilla de la CELAG–. Con Javier Milei tenemos mucho más interrogantes. Unos pueden especular que va a durar mucho, otros que va a durar poco, pero lo seguro es que no lo sabemos. Trump tiene una estructura de partido mucho más sólida y, por lo tanto, va a gobernar con los suyos sin tener que acordar ni pactar con ninguna otra fuerza política». En cambio, Milei tiene dificultades. «Aunque es cierto que cada vez más el PRO está dentro del bloque libertario, Milei no tiene un poder económico fáctico en sí mismo, cosa que Trump sí lo tiene. Ambos llevan todo a una confrontación extrema, a salir evitar cualquier política moderada. El tema a pensar es cómo buena parte de las sociedades, cuando le fallan algunas propuestas alternativas, se aferran, se abrazan a este tipo de iniciativas. Tienen un alto grado de tolerancia al odio, a la violencia, a declaraciones misóginas, racistas, deshumanizadoras con respecto al adversario. Yo creo que además estamos en un momento donde es el triunfo de la desinformación, triunfa mi verdad y no la verdad”, describe.

El triunfo de Trump plantea, por primera vez, la dramática cuestión de la continuidad de estos movimientos de ultraderecha. Trump y Bolsonaro habían ganado, pero perdieron en la siguiente elección. El regreso del norteamericano, más allá de tácticas y estrategias, formula una enorme cantidad de interrogantes. ¿Volvió Trump porque el gobierno de Biden fue débil e insatisfactorio?, ¿Volvió porque son tiempos de odio y enojo y ningún gobierno conforma?, ¿Qué nos marca este regreso respecto de la vuelta de Bolsonaro en Brasil?, ¿Y respecto de una eventual derrota de Milei en la primera elección que le toque?.

Las respuestas a esas preguntas no parecen sencillas.



Fuente: www.pagina12.com.ar

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