En tal sentido, un funcionario clave señaló en diálogo con Ámbito: «Debería haberse ido el lunes, no antes de la elección».
Desde Casa Rosada sostienen que fue el propio Werthein quien dejó trascender que abandonaría la Cancillería el próximo 27 de octubre, con el objetivo de lograr respaldo presidencial. «Quiso presionar a Milei haciendo filtrar que iba a renunciar y con Milei eso no funciona”, manifestaron.
La renuncia de Gerardo Werthein y el enojo en Casa Rosada
Es que era justamente el Presidente quien sostenía a un ministro que era resistido tanto por el resto del Gabinete como por dos figuras clave dentro del Gobierno como lo son Karina Milei y Santiago Caputo. Su rol como Canciller era cuestionado desde la fallida foto que había prometido entre Milei y Trump en Mar a Lago, la cual que nunca se produjo.
Incluso, desde Balcarce 50 confiaron a este medio que el ahora excanciller ejercía presión sobre el jefe de Estado para condicionar su apoyo al asesor, algo que terminó por dinamitar el vínculo.
Cabe destacar que la renuncia de Werthein se produjo -en parte- por el malestar que le provocaba el rol que ocupaba Santiago Caputo en las negociaciones con Estados Unidos. No obstante, la aceptación de su dimisión da a entender que no era un actor imprescindible en el vínculo con el gigante norteamericano.
«La relación bilateral ya no pasaba por él», indicaron fuentes de Gobierno. Además, aseguraron que era mirado de costado por la gestión de Donald Trump, debido a su afinidad con la dirigencia del Partido Demócrata.
Sin embargo, que la renuncia ocurra en medio de la negociación del acuerdo comercial con EEUU, el cual desde el Gobierno consideran clave para la estabilidad económica del país, es lo que generó mayor malestar dentro de la administración libertaria.
Ahora, la salida de Werthein del Gabinete abre una nueva maniobra que va más allá del Ministerio de Relaciones Exteriores. Comienza un «operativo de control de daños» con el Círculo Rojo.
Es que el exfuncionario no oficiaba solo como Canciller, sino que representaba «una terminal directa con el establishmet empresario y el mundo corporativo que rodea a Milei».
«Más allá de lo que era su rol de ministro, nadie quiere tener a Werthein enojado con su gobierno«, remarcaron.