Después de varios días corrido del centro de la escena por la viralización de la denuncia en su contra, José Luis Espert retomó este martes su actividad de campaña. Fue en Olavarría, ante una veintena de productores rurales, donde repitió un discurso ensayado en el que pretende despegarse de las supuestas vinculaciones con el narcotráfico.
La reaparición del economista, primer candidato a diputado por La Libertad Avanza, no estuvo exenta de tensión. La pregunta fue directa: si negaba o no el giro de 200 mil dólares que investiga la Justicia de Estados Unidos. La respuesta de Espert fue la misma de siempre, repetida casi como un mantra: “Es una campaña sucia del kirchnerismo”.
“No hay absolutamente nada. Es una absoluta infamia (…) Me han difamado a mí y a mi familia. No voy a perder el tiempo en esto”, dijo el diputado y presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara baja, acompañado por un Diego Santilli pintado ahora de violeta, que no pudo disimular su incomodidad.
Pero lejos de negar explícitamente el giro de dinero, volvió a desviar la discusión: “Esto es lo mismo que me hicieron en 2019. Es lo mismo, lo mismo, lo mismo. No lo vamos a permitir”. La insistencia en señalar al kirchnerismo contrastó con la falta de respuestas sobre la investigación internacional.
Ante la consulta sobre qué contestará en la Justicia, Espert respondió: “Nada, porque no hay nada”. Y cuando se le preguntó si consideraba fraudulenta la investigación en Estados Unidos, evitó pronunciarse.
El candidato libertario optó por victimizarse y enmarcar la acusación como parte de un supuesto “plan destituyente” contra el programa económico de Javier Milei. Según Espert, las denuncias buscan dinamitar el superávit fiscal. El detalle no menor es que la investigación no proviene del kirchnerismo, sino del propio gobierno de Estados Unidos, el mismo que -según repite Milei- intenta sostenerlos. Paradojas de la política.