
Los flujos de capital hacia los mercados emergentes se estabilizaron en mayo pasado, poniendo fin a dos meses de volatilidad y contracción, como lo muestra el monitoreo del IIF que da cuenta que los flujos de no residentes aumentaron a u$s19.200 millones, lo que representa un giro con respecto a la salida neta de u$s3.700 millones registrada en abril.
Los analistas del IIF explican que los inversores no están abandonando los mercados emergentes, sino que están rotando selectivamente dentro de ellos, y mientras la búsqueda de rendimiento continúa, el obstáculo para el regreso regresó. Por ende, mantener la recuperación de los flujos requerirá no solo una dinámica favorable de las tasas de interés, sino también claridad en las políticas tanto en los mercados desarrollados como en los emergentes, aconsejan.
Según los datos del “think tank” de la banca internacional, los flujos hacia los bonos emergentes totalizaron u$s10.800 millones el mes pasado, en línea con los promedios recientes, con una fuerte concentración en China, que atrajo u$s11.100 millones. Mientras que los flujos hacia el resto de los mercados emergentes fueron ligeramente negativos, en u$s300 millones, lo que sugiere, según los analistas del IIF una selectividad continua en el posicionamiento.
En cuanto a los flujos orientados hacia las acciones de mercados emergentes hubo un rebote de u$s8.400 millones, tras la fuerte salida de u$s12.000 millones de abril, impulsada principalmente por los emergentes, excluida China, que registraron entradas de u$s7.000 millones.
Pese al ingreso de flujos a los mercados emergentes, los inversores se volvieron cautos
Si bien el regreso de los flujos positivos en mayo señala un cambio modesto en el sentimiento, persiste la cautela porque siguen dependiendo en gran medida del panorama monetario mundial. Es cierto que los datos de mayo mostraron una mejora generalizada, con una contribución positiva tanto de los componentes de renta variable como de deuda, pero la recuperación oculta asimetrías significativas entre regiones y clases de activos, y, según el IIF, el tono subyacente de los inversores sigue siendo cauteloso ante la persistente incertidumbre mundial.
“Los inversores no están abandonando los mercados emergentes, pero sí están rotando la selectividad dentro de ellos. Para sostener la recuperación de los flujos de capital, se requerirá no solo una dinámica favorable de las tasas de interés, sino también claridad política en los mercados desarrollados y emergentes”, explican desde el IIF.
Uno de los hechos destacables de mayo es que la demanda extranjera de bonos en moneda local se mantuvo firme en algunos mercados, especialmente en Asia, donde los rendimientos reales y las anclas monetarias estables continúan impulsando la participación. Además, este patrón subraya la creciente bifurcación dentro del complejo de deuda de mercados emergentes; ya que, si bien la emisión de moneda fuerte ha seguido siendo un desafío para muchos emisores de menor calificación, los mercados locales continúan ofreciendo reductos de resiliencia.
Mercados emergentes: qué países lideran los flujos y qué lugar ocupa América Latina
Mientras que, por el lado del mercado de renta variable, los inversores parecen estar recalibrando su exposición hacia mercados con políticas internas sólidas y una sensibilidad limitada a las disrupciones en las cadenas de suministro globales. En tal sentido, el IIF destaca que el cambio de tendencia en los flujos fue particularmente notable en los mercados emergentes de Asia, que captaron casi u$s5.000 millones en entradas netas, revirtiendo parcialmente las cuantiosas salidas de abril.
¿Por qué se habla de mayor selectividad? Es que la composición regional de los flujos refuerza esta tendencia hacia una reactivación selectiva: los mercados emergentes de Asia fueron los principales beneficiarios en mayo, atrayendo u$s11.400 millones en diversas clases de activo, donde la mayor parte de las entradas provino de los canales locales de deuda y renta variable, ya que los inversores respondieron a la estabilización de la inflación y a unas posturas políticas más predecibles.
En cambio, América Latina registró una modesta entrada neta de u$s1.100 millones, con una fuerte demanda de renta variable parcialmente compensada por una marcada disminución de los flujos de bonos. Por su parte, los mercados emergentes de Europa atrajeron u$s5.100 millones, impulsados por la resiliencia de la demanda de bonos nacionales en países con mejores perspectivas fiscales. También los flujos en Medio Oriente y el Norte de África se tornaron positivos, con u$s1.600 millones, impulsados por un repunte de la confianza fiscal relacionada con el petróleo y el retorno del interés de compra extranjera en la emisión de deuda soberana.
De cara al futuro, las condiciones macroeconómicas globales se mantienen fluidas, sostiene el IIF: a pesar de la reciente estabilización de los flujos, el posicionamiento de los inversores sigue estando influenciado por un alto grado de incertidumbre en torno a las perspectivas económicas de EE.UU.; y si bien la posibilidad de dos o tres recortes de tasas por parte de la Fed sigue sobre la mesa, la confianza en este escenario se ha debilitado debido a las señales contradictorias de los datos.
Explican que, si bien la inflación tiende a la baja, la resiliencia del mercado laboral y la rigidez de los precios de los servicios complican la trayectoria de las políticas a corto plazo, entonces, para los mercados emergentes, esta ambigüedad se traduce en una mayor volatilidad de los flujos de capital transfronterizos y una mayor sensibilidad a las fluctuaciones de las tasas de interés reales en EEUU.