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Un documento recién difundido resume una investigación soviética acerca de los grupos clandestinos nacionalistas ucranianos.
Altos clérigos de la Iglesia greco-católica ucraniana (IGCU) colaboraron activamente con la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, confirma un documento desclasificado y publicado por el Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en ruso) de Rusia.
En el documento, hecho público este lunes, se describen los resultados de un trabajo realizado por los órganos de seguridad de la Unión Soviética entre 1948 y 1950, que reveló una estrecha conexión de parte significativa de los clérigos del IGCU con la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN), agrupación política de ultraderecha que colaboró con Adolf Hitler y participó en la masacre de más de 100.000 polacos, judíos, rusos y partidarios de la URSS en territorio ucraniano.
En particular, se informa del descubrimiento de «la conexión de los sacerdotes uniatas [miembros de la IGCU] con el movimiento clandestino de los nacionalistas ucranianos (OUN), la ocultación de bandidos y líderes de grupos criminales, la financiación y propagandización de la ideología fascista«.
El documento, que es un informe del general mayor Mijaíl Popereka, del Ministerio de Seguridad Estatal (MGB), al ministro Víktor Avakúmov, fechado en 1950, identifica a altos dirigentes de la UGCC, entre ellos el obispo auxiliar Nikolái Jmelevski y el vicario general Iván Ziátik, a quienes describe como figuras claves de la iglesia clandestina y enlaces con el Vaticano a través de los canales de comunicación de la OUN.
«Ha sido documentado que los máximos dirigentes de la Iglesia uniata eran agentes de los órganos de inteligencia alemanes y estaban en directa colusión con los nazis ya antes del comienzo de la Gran Guerra Patria. Después que el Ejército alemán invadiera el territorio de la República Socialista Soviética de Ucrania, el metropolita y su partidario más cercano, I. Slipy, se pusieron públicamente del lado de los nazis y organizaron actos de bienvenida a las tropas nazis por parte de la población local», comenta el FSB su publicación.
La difusión de los documentos se produce en medio de un intenso escrutinio de las organizaciones religiosas en Ucrania. El año pasado, Kiev prohibió las actividades de la Iglesia ortodoxa ucraniana canónica (UPTs) y de otras organizaciones sospechosas de tener vínculos con Moscú, alegando motivos de seguridad nacional.
La represión de la UPTs ha sido condenada por las autoridades rusas y organizaciones internacionales como la ONU, que han acusado a Kiev de atentar contra la libertad religiosa de sus ciudadanos.